Tuesday, March 10, 2009

De manzanas

Él ve la manzana enfrente suyo, roja, verde, reluciente. Se la lleva a la boca, y mientras la mastica piensa “Mmmm... el fruto prohibido!”. La deglute, la lame, se seca con la manga de la camisa el jugo que le chorrea por la comisura de los labios. Luego tira hacia atrás lo que resta de ella (un palito en el que apenas quedan algunas semillas) y, antes de que alguien alcance a recriminarle por tan desvergonzado acto, él dice “si lo tiro a la basura no va a crecer ningún árbol. Además las manzanas son biodegradables”.

Más tarde mirará hacia arriba y sentirá cierto remordimiento por lo que acaba de hacer, pero no se lo dirá a nadie. Por el contrario, se mostrará orgulloso de su valentía, dirá que el bien, que el mal y que los hombres, alzando un poco la voz para que nadie dude de su entereza. Por la noche llorará algunas lágrimas sin que nadie lo vea, encenderá un cigarrillo y se olvidará del asunto.

Ella ve la manzana enfrente suyo, roja, verde, etcétera. Piensa “Oh! El fruto prohibido!” y se da media vuelta como si no la hubiese visto. Se comportará de una manera extraña durante cuatro o cinco días, hablará poco y se mostrará olvidadiza. Más tarde comentará el asunto con todo aquél que se le cruce, se perderá en discusiones interminables acerca del bien y del mal, de Dios, de la manzana.

De pronto llegará a la conclusión de que el pecado imperdonable sería no probarla, y así es como se armará de fuerzas e irá corriendo hacia ella.

La tomará en sus manos, la observará durante algunos segundos y se la llevará a la boca. La comerá largamente, despacio, tratando de guardar en su memoria cada partícula de sabor. Luego plantará las semillas en algún rinconcito del jardín, y se irá a dormir, agotada pero con una sonrisa en los labios.

No comments: