Wednesday, April 23, 2008

A little Breez for you

Tiempo

Había una vez un país en el que el comienzo y el fin de cada mes eran decididos por la bendita menstruación de Su Majestad.
Hasta que un día la reina murió, y como no tenía hijas, el humilde pueblo se quedó sin saber qué hacer, perdido en el tiempo.





(Éste lo escribí cuando era chiquita).

Sunday, April 13, 2008

Adicciones

Me da un poco de vergüenza decirte que me hice adicta a tus abrazos, y que espero impaciente mi próxima dosis.

Sunday, April 6, 2008

Noticias viejas de un secuestro nasal

Era mucho pedir? Tan sólo poder verla de vez en cuando, poder saludarla bajo las luces de un mediodía cualquiera, quién sabe poder mirarla de reojo alguna que otra vez mientras está ocupada olfateando esa enorme porción de fugazzeta sin que se dé cuenta, para no incomodarla y para poder darme a mí misma una oportunidad de apreciar mejor sus formas, esa redondez inocente que contrasta un poco con el resto de tu cara, una redondez ingenua diría yo, aunque tampoco es redonda redonda, sino que acá interviene un achatamiento que lejos de echar a perder su redondez la complementa, le da su razón de ser. Como la Tierra; lo hermoso de la Tierra no es el mero hecho de ser redonda, sino esa sutileza de achatamiento en los polos, esa combinación exquisita de frío polar con calor ecuatorial que Ella -y sólo Ella- sabe albergar en su seno en la más perfecta armonía. (Varias veces, arrastrada por su hermosura me vi tentada a preguntarle si acaso era ella un plagio mejorado de las formas terrestres, o si la Tierra se había inspirado en ella para recrear sus curvas, a modo de tímido piropo, pero temí que lo tomaras como algo personal, por eso nunca se lo dije).

En mis tardes de silencio, en mis horas peores, me bastaba evocar su imagen para sentirme mejor, para empezar a reir sola como pocas veces lo había hecho, imaginando todos los momentos que aún nos quedaban por compartir.

Era demasiado pedir, poder observarla de cerca alguna vez, aunque más no fuera a través de una fotografía? Nunca fueron otras mis intenciones para con ella, pero cómo hacerle entender esto a un obstinado como vos. Por eso lo hice.

Hoy la debés estar extrañando, no me cabe la menor duda. Hoy la extrañás y te preguntás cómo estará, qué estará haciendo en este mismo momento. Hoy el hueco dejado por su ausencia te debe doler en lo más hondo de tu ser.

Pero no te preocupes, ella está muy bien. Si no tuviera todavía esta pizca de modestia, te aseguraría que ella está mejor que nunca. Claro que ella no dice nada, pero yo juraría que es feliz a mi lado.

Yo misma me ocupo de desinfectarle el frasquito con alcohol, y de cambiarle el formol cada dos semanas. Por las mañanas la pongo junto a la ventana para que tome el sol, pero a mediodía la saco porque el calor es muy fuerte, no sea cosa que le haga mal. Los gatos siempre la quieren tocar pero yo no los dejo, ya sé que ellos son buenos y sólo quieren jugar, pero es que ella es tan chiquita, tan vulnerable, vos sabés.

Le canto canciones de María Elena Walsh mientras lavo los platos para que no se aburra, y de vez en cuando algún tango. A ella parece divertirle mi forma de desafinar a juzgar por la manera en que me mira, como en una expresión de burla. Cuando está lindo el día la llevo a dar unas vueltas a la manzana para que conozca un poco el barrio, pero lo que más le gusta es cuando nos sentamos en el sillón a leer cuentos de Cortázar, las dos juntas y abrazadas bajo la lámpara que era de la abuela. Desde el martes le estoy tratando de enseñar el himno de la URSS, pero no hay caso; hasta ahora, apenas si aprendió a memorizar el estribillo, y cada vez que digo "Lenin" me parece que se frunce un poquito . Pero yo no me quejo, porque después de todo cuánto se puede esperar de una nariz (tal vez debería haber empezado con el de Italia).

Así que como verás estamos muy bien, no tenés de qué preocuparte... Aunque te mentiría si te dijera que no te extraña, yo me doy cuenta porque cada vez que hablo de vos ella se queda quietita quietita en su frasco, quién sabe cuántas memorias lindas callará la pobre. Sería bueno que le escribieras una carta alguna vez, eso la pondría muy contenta.

Quizás a esta altura ya la hayas cambiado por otra. Quizás ya ni siquiera la recuerdes, aunque dudo que hayas encontrado una igual. Con esa redondez, digo; con esa inocencia que contrasta un poco con el resto de... Quizás todavía andes con un agujero en el medio de la cara.

Sea como sea, no me arrepiento. Hice lo que fue mejor para ella, hice lo que siempre debe hacerse en estos casos. Porque, al fin y al cabo, era mucho pedir lo que yo pedía? Tan sólo poder verla de vez en cuando, poder saludarla bajo las luces de un mediodía cualquiera. Quién sabe poder mirarla de reojo alguna que otra vez mientras está ocupada olfateando esa enorme porción de fugazzeta sin que se dé cuenta.