Saturday, September 15, 2007

Los Patito-kuera van a la Laguna-pe

(las frases: - tan disímiles - tácitamente presente - destinos enredados - sustancia adictiva - Sócrates - lo indefinible - otra vez sopa - hablaremos)




Sentados en el suelo, narguila en mano, me contarás las cosas más espantosas, y yo, contra toda predicción posible, no escaparé.

Intentaremos una y otra vez definir lo indefinible, de todas las maneras posibles.

Te regalaré la nubecita que encontraré en la vereda.

Recibiré un inesperado abrazo cuando te diga que me gustaba Saar por su olor a chicle.

Comidas tan disímiles como paçocas, tabule y naan poblarán nuestra mesa.

El incierto fantasma de Sócrates rondará sobre nosotros en cada conversación, tácitamente presente.

Te contaré, con lujo de detalles y muriéndome de verguenza tooodos, todos mis problemas, y aún así no protestarás “otra vez sopa”.

Nunca, pero nunca, entenderé qué es lo que entendés, y qué no.

Seré feliz cuando me digas que descubriste el color violeta.

Lloraré cuando me digas que el pan es una sustancia adictiva.

Hablaremos en paraguayo, porteño, peruano, chileno.

Nos asombraremos ante los Grandes Avances tecnológicos y culinarios (hacer copy-paste, recalentar buñuelitos).

Estudiarás atentamente mis zapatos o los pliegues de mi pantalón con parches, mientras hablamos de cualquier cosa.

Alemania, Bahía, Ushuaia, Canadá, son sólo algunas de las puntas de la madeja enredada de destinos de madeja de destinos enredados que son nuestras vidas, Costa Rica, El bolsón, Praga...

Más

Piden más. Siempre quieren más. Dicen que no les alcanza, no se dan cuenta.

Son sólo números.
Los números son abstractos. No se pueden tocar, no se pueden comer. No se pueden amar. Pero ellos no se dan cuenta. Gente estúpida.

Usan un reloj-despertador chiquito de plástico, con un chillido espantoso. A ellos les gusta. Lo usan todos los días.
Y entonces se levantan y toman una mierda de agua marrón con gusto a barro. A veces lo acompañan con un pedazo de pan duro. No sé cómo les puede gustar eso.
Temprano. Son gente que no sabe disfrutar de los pequeños momentos que ofrece el día. Se levantan temprano, cuando todavía es de noche. Gente idiota.
Y se van. Tienen la manía de viajar una hora diez apretados como ganado en ese tren, mezclando por el camino los olores del sudor, del alcohol, del cigarrillo barato. Del pegamento. Los niños aspiran esa mierda de pegamento, en vez de ir a la escuela y aspirar cocaína.
Gente enferma.
Y después llegan, corren, levantan, bajan, suben, sudan, sufren. Les encanta sufrir. Dicen bueno señora, sí señor, y reciben gritos, y más gritos. Y agachan la cabeza. Les gusta que les griten. Encuentran en ello un placer sexual, o algo.

A veces piden más, y no les dan. Para qué quieren más, no les alcanza con lo que tienen. No se dan cuenta que son sólo números. Números en un papel. Gente necia.
Y cuando se hace de noche se vuelven a tomar el mismo tren, como si no les alcanzara con tomárselo una vez al día. Los ojos inyectados en sangre por el trabajo, por el vino en cartón, por los cigarillos baratos, por el pegamento, por el cansancio. Ni un poquito de maquillaje.
Abren la puerta y ven una mujer fea, demasiado flaca, que les pide dinero que ellos no tienen. No sé para qué quieren dinero. No se dan cuenta que son sólo números, números en un papel.

No, no se dan cuenta, son tontos.
Y hay chicos. Varios. De distintos tamaños, todos iguales. La cara sucia, el pelo mal cortado. No conocen nada mejor. No les interesa. Comen eso que la mujer preparó un rato antes sobre el tacho con fuego al que van agregando pedazos de cartón para que no se apague. Unos pedazos de papa y de zanahoria en estado de putrefacción hervidos en un caldo aguachento y algo más que no sé qué es, creo que ellos tampoco lo saben. Cómo les puede gustar eso. Lo devoran haciendo ruido con la cuchara, ruido con la boca. Gente ignorante.
Y toman más vino de cartón. Y se van a dormir en esos colchones gastados, tres niños por colchón.
Y llueve y las goteras por los agujeros del techo de chapa.
Y tienen sueños de mierda, no sé cómo pueden vivir así.
Y al día siguiente lo mismo (les encanta).
El mismo reloj-despertador, la misma mierda de agua marrón con gusto a barro (hoy no hay pan). El mismo tren, los mismos olores. La misma señora y el mismo señor. Los mismos gritos.
Corren, levantan, bajan, suben, sudan, y la pala en la cabeza de la señora. Sufren, sudan, suben, bajan, levantan, y el martillo en la cabeza del señor. Abren la cajafuerte del señor, saquean la casa de la señora.
Y huyen.
Y lloran, porque entonces entienden. Entienden que son sólo números.
Gente miserable.

Esa gente

Esa gente que viaja de Rosario a Buenos Aires y le lleva años la adaptación y sufre horrores porque en Buenos Aires al Carlitos se lo llama Tostado y no
se le pone ketchup y por eso no es lo mismo le falta algo;

Esa gente que satisface sus necesidades físicas y espirituales con mermelada de frutillas y clases de yoga y su sed intelectual con libros de Galeano;

Esa gente que cree tener una mente amplia porque una vez oyó nombrar a los chinos y entonces cree que se las sabe todas pero en realidad nunca se animó a salirse un poquito de su matriz que en realidad es ínfima o sea que en realidad no se las sabe nadas;

Esa gente que pasivamente cree que los problemas se resolverán por sí mismos y se sientan pasivamente a esperar como quien se queda sentado esperando la carroza de las soluciones a sus propios problemas sin haberse sentado antes a reflexionar a tener un momento de reflexión un memento para poder estar seguro de que la tal carroza existe realmente;

Esa gente que no cree en Dios pero que va a la iglesia por las dudas;

Esa gente que le teme a su propia libertad y entonces para evadirla se casa y tiene dos o tres hijos y se compra una casa y un auto y se mete en deudas como si esto fuera inevitable y después se queja de que la casa de que el auto y de que los hijos no le dejan vivir le quitan la libertad pero le gusta quejarse porque así se siente más real cree que ése es el show de un hombre real y le encanta sentirse real;

Esa gente que se sabe de memoria los nombres de las últimas nueve reinas de Inglaterra y los repite y los repite como esperando vanamente encontrar en ellos un mantra mágico el camino a la sabiduría;

Esa gente que se cree muy viva y habla de la vida pero en realidad está muerta está muerta en vida nunca escuchó hablar del efecto mariposa anda mariposeando por la vida dejándose llevar por el azar dejando a su paso desastres cagadas por doquier al pasar al azar en un atroz efecto mariposa;

Esa gente que sólo ve lo que quiere ver y no ve la pistola desnuda reluciente lustrosa radiante reposando en una mueca sobre la mesada de su cocina masticando expectante el momento del pequeño sutil disparo bum que acabará con su vida con su efímera intrascendente pequeña vida que;

A veces tengo miedo de parecerme a esa gente.

Te explico:

(las frases: - Gran pez - Pesadilla antes de Navidad - El cadáver de la novia - Jugo de escarabajo - En pie - El ojo del huracán - El velo del dolor - El daño que provoca)




No debe ser tan difícil, será como separar la clara de la yema del huevo, pasa que la repostería no es lo mío... Si me pedís un omelette todo bien, sólo hay que batir un poco... Pero en esto de separar la clara de la yema no soy muy experta que digamos...
Yo soy buena en revolver las cosas, no en separarlas.

Veamos... si seguimos con el ejemplo del huevo, la realidad vendría a ser la yema, redonda, amarilla, compacta; y la clara es la ficción, amorfa, chorreante...

La realidad son cuatro ojos verdes que me miran cuando salgo del baño, como diciéndome "por qué tardaste tanto?" y yo que me disculpo "es que no sabía que me estaban esperando!". Es este café que degusto como si fuera lo más grandioso del día, fingiendo no darme cuenta de que cada vez tiene menos sabor a café y más sabor a jugo de escarabajo, malditas fábricas de café instantáneo. Es este pequeño intento de persona que me sonríe con esa sonrisa de duende que tiene, y yo que me quedo muda pero después me animo y se lo digo: "ktantón cara de duende" preguntándome si entenderá lo que digo, y respondiéndome "claro que entiende". Es el tipo que aparece cada tanto arruinándome los mejores momentos, como una pesadilla antes de navidad; se cree el gran pez pero como todo gran pez, terminará pescado. Es el cadáver de la novia del gran pez que rodará petrificado en cuanto sepa la buena nueva. Es este juego de esconder los sentimientos, no sea cosa que alguien sospeche que en realidad sí sentimos. Es el daño que provoca este juego en todo nuestro cuerpo.

La ficción es todo lo demás, es esta forma de pasar el tiempo que queda entre la realidad que vivimos hoy y la que nos tocará vivir mañana. Es el ojo del huracán que me mira expectante. Es el velo del dolor, que lo empaña todo (o quizás eso es parte de la realidad?). Es el color. Sos vos (vos decís que sos real, pero yo no estoy tan segura de ello). Es esta pandilla de pitufos que dicen ser "los limados" y que no hacen más que sacudir palabras, palabras tan ficticias como ellos ( ...vos decís que sí existen, pero cómo te puedo creer si vos mismo probablemente seas parte de esta ficción). Es creer que todo saldrá bien. Es creer que todo saldrá mal. Es esto de comerse un yogurt diet con gusto a "torta casera de manzana y nueces". Es creer que nuestra entereza seguirá en pie a pesar de todo. Es este juego de hacer de cuenta que sentimos, sólo para no sentirnos tan vacíos en este mundo demasiado real.

Esperá, me parece que me estoy confundiendo... A ver, empecemos de nuevo:

La realidad es todo lo demás, es esta forma de pasar el tiempo que queda entre la ficción que vivimos hoy y la que nos tocará vivir mañana. Es el ojo del huracán...

Desde el Sur

Qué sé yo, no sé cómo explicártelo, si supiera me resultaría todo mucho más fácil, no te parece?

Quizás este silencio tenga algo que ver con lo que siento, esta tarde gris, silenciosa y áspera... Sí, ya sé que recién es mediodía, algo de lucidez todavía tengo a pesar de mi edad. Pero es que después de todo mediodía siempre llega irremediablemente la tarde, y no me preguntes cómo, pero yo ya sé que esta tarde en especial será de color gris; hay otras que son celestes y hasta verde botella, pero ésta será gris. Es que cuando uno llega a viejo, empieza a ver las cosas con premeditación, es algo que aprenderás con el correr de los años. Y con premeditación uno se va alegrando o entristeciendo por las cosas que van a pasar, mucho antes de que sucedan.

Debe ser este silencio tan profundo, en el que sólo se escucha el ruido de la heladera, que también está vieja y ya no ruge de placer como en otras épocas, sino que se limita a rumiar pensativa (quién sabe cuántas nostalgias revivirá, la pobre) y las voces de algunos pibes que por fin salen a jugar, a comunicarse. El resto es pura soledad, y ese gustito a encuentro desencontrado, a desencuentro encontrado... Vos me entendés.

Trato de recordar el último café que compartí con cada uno de ustedes, y no consigo. Y entonces me doy cuenta de que es una suerte no poder recordarlo, porque eso significa que fueron tantos...
El caminito que nos lleva del uno al otro es tan impredecible, tan sutil y tenue, que cuando se borra por una brisa cualquiera, uno ya se pierde y no sabe cómo volver. Y lo peor es que esos frágiles caminitos, tan insignificantes e incluso invisibles para los demás, son para mí lo único que realmente vale la pena, la única razón para seguir palpitando (por ese palpitar)... Caminitos que cuando no están, se convierten en kilómetros y kilómetros de aire, imposibles de atravesar sin naufragar en el intento, una y otra vez...

Ellos allá, en el norte, pretendiendo ganar cada batalla. Nosotros aquí, en el sur de todo, calladitos, porque al sur siempre se lo tiene como olvidado...

Pero no por nada alguien dijo alguna vez que "el sur también existe", che. Y no por nada ese alguien era un poeta. Sin ir más lejos, para darte un ejemplo, la mujer que me alberga, bien podría abandonarme un día cualquiera, pisotearme y dejarme tirado en el cordón de la vereda, desangrado. Y después, claro, conseguirse otro, más joven y con más facha. Porque al fin y al cabo cuánto mide un corazón, cinco, diez centímetros de diámetro? Cuánto costará uno nuevo, dos, tres pesos? cinco, como mucho?? Y sin embargo, yo todavía no me puedo explicar por qué es que no lo hace, esta simpática y misteriosa mujercita.